Ha llegado el momento de confesar lo inconfesable por así decirlo pero como se comprobará más adelante, hay extremos peores. El día antes de salir de Jönköping, decidí hacerme uno de esos homenajitos a los que ya me tengo acostumbrada: me fui a la sauna, considerando que las cosas se pondrían sino difíciles casi imposibles me pareció la mejor idea: dos horas de agua caliente, vapor, agua fría, vapor, péinate, la crema, la otra crema, más vapor, más crema. El mejor mixto del Hamman marroquí, el spa austríaco y la sauna sueca. Podría ser definido como uno de los siete pecados capitales dependiendo el punto de vista, pero que más da un pecado más un pecado menos.
Regresando al punto, la confesión es que este día son 9 días que estamos viajando. 9 mañanas que después del desayuno se va a buscar un bar donde tomar un café y que tenga un baño decente. 9 días de frío, sin sudor pero con cansancio. 9 infinitos días que no terminan ni empiezan con una ducha refrescante. Este no es un pecado, no. Este es un crimen.
Respecto a los días anteriores, hemos cambiado de idea. La Costa Atlántica tiene que esperar, absolutamente. Desde San Sebastian hasta A Coruña debe haber por todos los rincones lugares maravillosos, pero recién está llegando la primavera y en este momento es una misión imposible querer disfrutar el verano habría que esperar hasta Julio o Agosto, cuando el clima en el norte de Europa es una cosa decente. El objetivo sigue siendo llegar hasta Gibraltar, pero ahora hemos decidido irnos inmediatamente al sur.
Otro día más que manejamos casi sin parar. En la carretera se está bien por que tenemos el sol en la cara pero apenas estamos en la sombra el frío se siente. Llegamos a El Cubo de Tierra del Vino sin querer queriendo. Es un pueblo tan pequeño, tan mignon que no se como aparece en el mapa. Estuvimos en la gasolinera a la entrada del pueblo y tiene tan pocas personas que éramos los únicos. Y nos vino el momento divino, es hora. Es hora de un duchazo, hora de refrescarse las ideas! Si. Viajar como lo hacemos nosotros, pocos soportarían. Este fue uno de los límites.
Las casas en este pueblo, no son antiguas ni pintorescas. Son todas nuevas y hechas a como caiga, sin arte ni parte. Lo que me llamó la atención a lo largo de toda la carretera, que se llama La Vía de La Plata (por que por ahí pasaban los romanos transportando) y que hace parte de uno de los caminos de Santiago de Compostela. El símbolo característico es la concha de mar. Dice la leyenda que el primer milagro post mortem de Santiago fue salvar un jinete en la costa galiciana, el caballo perdió el paso en un arrecife y cayó al mar. Santiago lo salva y al ponerlo al seguro en la orilla ambos salen del agua cubiertos de conchas de mar.
Esta noche, hace frío pero estamos más relajados. Estamos entre campos de cultivo, granjas de vacas y criaderos de toros de lidia. Dormimos cerca de un charco y durante la noche las ranitas patilargas nos regalan un concierto.
Regresando al punto, la confesión es que este día son 9 días que estamos viajando. 9 mañanas que después del desayuno se va a buscar un bar donde tomar un café y que tenga un baño decente. 9 días de frío, sin sudor pero con cansancio. 9 infinitos días que no terminan ni empiezan con una ducha refrescante. Este no es un pecado, no. Este es un crimen.
Respecto a los días anteriores, hemos cambiado de idea. La Costa Atlántica tiene que esperar, absolutamente. Desde San Sebastian hasta A Coruña debe haber por todos los rincones lugares maravillosos, pero recién está llegando la primavera y en este momento es una misión imposible querer disfrutar el verano habría que esperar hasta Julio o Agosto, cuando el clima en el norte de Europa es una cosa decente. El objetivo sigue siendo llegar hasta Gibraltar, pero ahora hemos decidido irnos inmediatamente al sur.
Otro día más que manejamos casi sin parar. En la carretera se está bien por que tenemos el sol en la cara pero apenas estamos en la sombra el frío se siente. Llegamos a El Cubo de Tierra del Vino sin querer queriendo. Es un pueblo tan pequeño, tan mignon que no se como aparece en el mapa. Estuvimos en la gasolinera a la entrada del pueblo y tiene tan pocas personas que éramos los únicos. Y nos vino el momento divino, es hora. Es hora de un duchazo, hora de refrescarse las ideas! Si. Viajar como lo hacemos nosotros, pocos soportarían. Este fue uno de los límites.
